27 de marzo de 2012

No existe arriba ni abajo


-Muy bien, señor….

-Celeste

-Bien, señor Celeste, me estaba diciendo que está enamorado, ¿cierto? 

- Si, si

-¿Y entonces qué es lo que le preocupa?, según me dijo, el amor le es correspondido.

- Si, doctor, pero no se qué hacer, siento que hay algo malo en esa relación, como que es algo sucio, retorcido, no sé, me desagrada un poco.

- Pues, yo creo que lo que le preocupa es alguna cualidad de dicha mujer.

-Puede ser eso doctor, pero… no se trata de una mujer.

-Ah, ¿no?

-Pues, sí, lo que pasa es que no es precisamente lo que usted llamaría…. “normal”

-¿Qué tiene de particular esta persona?

En este punto, el entrevistador  ya creía que estaba hablando con un loco, un desquiciado, y estaba un poco asustado, creyó que estaba en peligro, y la única forma de salvar su vida era seguirle el juego y simular que no eran dibujitos lo que hacía en su libreta de apuntes.

-Pues ella es maravillosa, ¿le conté que me salvó la vida?

-No, no hemos llegado a eso.

-Pues sí, doctor, así fue como la conocí. Iba yo un día caminando por la calle, y no me había fijado en el semáforo, así que fui a cruzar, y justo antes de que yo pusiera un pie en la calle, ella cayó sobre mí.

-¿cayó sobre usted?

- sí, pues resulta que se le partió la pata, y un leve viento logró tumbarla, con esto cayó sobre mi pantorrilla, no le mentiré, me partí la pierna, pero yo se que fue un accidente, y más importante todavía, a penas caí herido, vi como un camión pasaba frente a mis narices, ¿puede creerlo? Estuve a un pelo de morir.

-Ya veo, pero todavía no me ha dicho que tiene de particular esta persona, pues lo que usted me describe fue claramente un accidente, eso no la hace diferente de otros.

-Déjeme continuar, bueno, como pude me acomodé, y traté de ver como estaba ella, para darme cuenta de que se trataba de una publicidad de Gillette.

-Perdón, no le entendí esa última parte- levantó la cabeza, desdobló la pierna derecha, la puso en el suelo, y montó sobre ella la pierna izquierda.

-“Gillette”, dije. Es un anuncio donde sale una manzana flotando en el espacio.

-Entonces, ¿me dice que usted se enamoró de un anuncio de cuchillas de afeitar?

-Pues, ya lo sabe usted, doctor, esta no es mi primera sesión, y recuerde que estaba muy jodido hace poco.
¿Recuerda lo que me sucedió en el crucero?

-Si, por supuesto, aquí tengo las notas- sobra decir que estaba mintiendo –según me dijo, usted sufre de vértigo.

-Sufría. Y no cualquier tipo de vértigo, una fobia terrible  a las alturas, a los zumbidos, al mar, temía incluso caerme del segundo piso en los centros comerciales.

-Ya veo

-¿Sabe que es lo curioso doctor?, que ella tenía las palabras más consoladoras, imagínese “no existe arriba ni abajo”

-¿Eso decía en el cartel?

-Sí, y eso fue lo que me llevó a enamorarme de ella, no sólo eso, ella cambió mi vida, como le digo, me ayudó a superar mi vértigo.

-Bueno, señor Celeste, hoy hemos hecho un gran avance, al parecer ha superado su temor a las alturas, originado en su relación con su madre, y eso es sin duda, un punto a favor del tratamiento. Creo que ahora lo mejor es enfocarnos en su relación con esta…persona.

-Pues doctor, no creo que tenga que preocuparse, pues mi amor por ella ha decrecido.

-¿Y por qué?

-Al principio creí que ella me complementaba, pero cuando empezamos la relación, todo se fue complicando, lo que tiene de particular ella, y lo que me tiene un tanto disgustado es que aunque me ha dicho que me ama, actúa como si yo fuera su hermano, o un simple desconocido. Para empezar, siempre soy yo el que debe visitarla, al basurero y las conversaciones no son tan grandiosas como yo esperaba, no ayuda con las cuentas, no me devuelve los mimos que le hago, nada. No me malinterprete doctor, yo no soy como aquellos hombres que se fijan en esas pequeñeces, yo creo en el amor, y creo que es algo más profundo que eso, y sé que estamos enamorado, pero…

-No siga, para empezar, creo que no debemos seguir prolongando esto, por su propio bien, a demás, ya se le está acabando su hora. Si me permite, señor Celeste, le diré unas palabras:
Para empezar, yo creo que debería tenerse un poco de respeto, ¿Qué no lo ve? No hay que ser un genio para saber que usted está enamorado, ¿Y de qué? De un letrero. Como yo lo veo, eso es el amor verdadero, sin embargo, usted viene aquí y se queja de ella, pero ¿sabe por qué?  Porque en realidad usted es como todos ellos, como los que tanto critica, ut se rinde al primer intento, déjese de tonterías y vaya allá a donde ella, demuéstrele su afecto, y si en verdad cree en el amor como alega, verá que todo saldrá bien.
Por otro lado, quiero decirle que usted está perdiendo el tiempo aquí, en terapia psicológica, usted está equivocado si cree que tiene problemas, ¿que no se da cuenta que usted está viviendo una fantasía? Y eso es lo que le falta a la mayoría de las personas, pareciere que usted quiere perder lo que lo hace único y superior a todos los hombres. La vida es una fantasía, vívala como tal, como a usted le gusta, y si no, míreme a mí, que soy un arquitecto.

25 de marzo de 2012

El idiota

¿ Me amas ? Dime que sí
Y si no me amas, miénteme y dime que sí
Yo seguiré siendo un idiota
Y tú seguirás teniendo la culpa

17 de marzo de 2012

Profundo diálogo de un irremediable dúo de enamorados

ELLA: ¡Amor!... ¿Qué es la locura ?
Él: Pues, Albert Einstein decía que la locura es hacer algo una y otra vez y esperar resultados distintos
ELLA: ¡Amor!...¡Qué es la locura?
ÉL: Tostadas amor, tostadas

5 de marzo de 2012

3 HISTORIAS DE AMOR COMERCIAL

Para todos los románticos y antirománticos, los perros, o forever alones, monógamos, polígamos, polihedros. Para los que están muy desocupados o los que no dan abasto. Para los que les gusta leer o no. Para los que les caigo bien, o al trasero. Para todos ustedes y más, se le tiene. Ya está a la venta. El primero de muchos, desde los confines de la mente de este hombre innecesario llega: 3 HISTORIAS DE AMOR COMERCIAL. Un libro escrito con amor por el dinero y sin embargo, con un precio de huevo.

Por tan sólo 1.500 pueden llevarse su copia y quemarla, o leerla, me da igual. Sea cual sea el caso, hará que yo me haga más rico un pasaje de MIO a la vez.

Portada del libro