-Muy bien, señor….
-Celeste
-Bien, señor Celeste, me estaba diciendo que está enamorado,
¿cierto?
- Si, si
-¿Y entonces qué es lo que le preocupa?, según me dijo, el
amor le es correspondido.
- Si, doctor, pero no se qué hacer, siento que hay algo malo
en esa relación, como que es algo sucio, retorcido, no sé, me desagrada un
poco.
- Pues, yo creo que lo que le preocupa es alguna cualidad de
dicha mujer.
-Puede ser eso doctor, pero… no se trata de una mujer.
-Ah, ¿no?
-Pues, sí, lo que pasa es que no es precisamente lo que
usted llamaría…. “normal”
-¿Qué tiene de particular esta persona?
En este punto, el entrevistador ya creía que estaba hablando con un loco, un
desquiciado, y estaba un poco asustado, creyó que estaba en peligro, y la única
forma de salvar su vida era seguirle el juego y simular que no eran dibujitos
lo que hacía en su libreta de apuntes.
-Pues ella es maravillosa, ¿le conté que me salvó la vida?
-No, no hemos llegado a eso.
-Pues sí, doctor, así fue como la conocí. Iba yo un día
caminando por la calle, y no me había fijado en el semáforo, así que fui a
cruzar, y justo antes de que yo pusiera un pie en la calle, ella cayó sobre mí.
-¿cayó sobre usted?
- sí, pues resulta que se le partió la pata, y un leve
viento logró tumbarla, con esto cayó sobre mi pantorrilla, no le mentiré, me
partí la pierna, pero yo se que fue un accidente, y más importante todavía, a
penas caí herido, vi como un camión pasaba frente a mis narices, ¿puede
creerlo? Estuve a un pelo de morir.
-Ya veo, pero todavía no me ha dicho que tiene de particular
esta persona, pues lo que usted me describe fue claramente un accidente, eso no
la hace diferente de otros.
-Déjeme continuar, bueno, como pude me acomodé, y traté de
ver como estaba ella, para darme cuenta de que se trataba de una publicidad de
Gillette.
-Perdón, no le entendí esa última parte- levantó la cabeza,
desdobló la pierna derecha, la puso en el suelo, y montó sobre ella la pierna
izquierda.
-“Gillette”, dije. Es un anuncio donde sale una manzana
flotando en el espacio.
-Entonces, ¿me dice que usted se enamoró de un anuncio de
cuchillas de afeitar?
-Pues, ya lo sabe usted, doctor, esta no es mi primera
sesión, y recuerde que estaba muy jodido hace poco.
¿Recuerda lo que me sucedió
en el crucero?
-Si, por supuesto, aquí tengo las notas- sobra decir que
estaba mintiendo –según me dijo, usted sufre de vértigo.
-Sufría. Y no cualquier tipo de vértigo, una fobia
terrible a las alturas, a los zumbidos,
al mar, temía incluso caerme del segundo piso en los centros comerciales.
-Ya veo
-¿Sabe que es lo curioso doctor?, que ella tenía las
palabras más consoladoras, imagínese “no existe arriba ni abajo”
-¿Eso decía en el cartel?
-Sí, y eso fue lo que me llevó a enamorarme de ella, no sólo
eso, ella cambió mi vida, como le digo, me ayudó a superar mi vértigo.
-Bueno, señor Celeste, hoy hemos hecho un gran avance, al
parecer ha superado su temor a las alturas, originado en su relación con su
madre, y eso es sin duda, un punto a favor del tratamiento. Creo que ahora lo
mejor es enfocarnos en su relación con esta…persona.
-Pues doctor, no creo que tenga que preocuparse, pues mi
amor por ella ha decrecido.
-¿Y por qué?
-Al principio creí que ella me complementaba, pero cuando
empezamos la relación, todo se fue complicando, lo que tiene de particular
ella, y lo que me tiene un tanto disgustado es que aunque me ha dicho que me
ama, actúa como si yo fuera su hermano, o un simple desconocido. Para empezar,
siempre soy yo el que debe visitarla, al basurero y las conversaciones no son
tan grandiosas como yo esperaba, no ayuda con las cuentas, no me devuelve los
mimos que le hago, nada. No me malinterprete doctor, yo no soy como aquellos
hombres que se fijan en esas pequeñeces, yo creo en el amor, y creo que es algo
más profundo que eso, y sé que estamos enamorado, pero…
-No siga, para empezar, creo que no debemos seguir
prolongando esto, por su propio bien, a demás, ya se le está acabando su hora.
Si me permite, señor Celeste, le diré unas palabras:
Para empezar, yo creo que debería tenerse un poco de
respeto, ¿Qué no lo ve? No hay que ser un genio para saber que usted está
enamorado, ¿Y de qué? De un letrero. Como yo lo veo, eso es el amor verdadero,
sin embargo, usted viene aquí y se queja de ella, pero ¿sabe por qué? Porque en realidad usted es como todos ellos,
como los que tanto critica, ut se rinde al primer intento, déjese de tonterías
y vaya allá a donde ella, demuéstrele su afecto, y si en verdad cree en el amor
como alega, verá que todo saldrá bien.
Por otro lado, quiero decirle que usted está perdiendo el
tiempo aquí, en terapia psicológica, usted está equivocado si cree que tiene
problemas, ¿que no se da cuenta que usted está viviendo una fantasía? Y eso es
lo que le falta a la mayoría de las personas, pareciere que usted quiere perder
lo que lo hace único y superior a todos los hombres. La vida es una fantasía,
vívala como tal, como a usted le gusta, y si no, míreme a mí, que soy un
arquitecto.