Decir que hoy es un día normal sería un error, pues desde
antes que empezara ya se sabía lo que iba a pasar, ¿por qué?, preguntarán
ustedes, pues la respuesta es muy sencilla, por que él así lo quizo, todo lo
que pasa en el mundo sucede por que él, el gran escribano, lo escribe así. Se
trata de un viejito de 200 años, un viejito muy inteligente y hábil, experto en
el arte de la descripción, por eso logra que nosotros, los protagonistas de su
cuentico nos creamos hasta la más sutil de las sensaciones de este mundo.
Entre otras cosas, él tiene un nombre, se llama Roberto. Por allá, en lo
que para nosotros era 1816, se sentó en su escritorio, tomó un lapiz que tenía
a la mano y empezó con un "érase una vez".
Primero, situó a la humanidad en inglaterra, a medida que inventaba las
diminutas tramas que vivían los personajes, se vio forzado a describir nuevos
lugares, nuevos oficios, nuevas razas,
nuevas formas de pensamiento, religiones, filosofías, corrientes, etc. Así la
trama se volvía cada vez más densa.
Pero luego se encontró el problema de que los personajes que había
inventado eran terriblemente curiosos, y se empezaron a preguntar sobre su
pasado, entonces, Roberto muy astutamente escribió por aparte, una enciclopedia
entera de cómo la humanidad habia llegado a ese punto, y con algunas figuras
literarias, y conectores propios de su bien estructurada gramática, logró que
todo se acoplara perfectamente, los hombres tendrían pistas a su alrededor con las cuales descubrirían su
historia.
La indagación no terminaba ahí, los humanos querían saber más, así que empezaron a hablar sobre el espacio,
ya sabían algunas cosas de su planeta, y una que otra estrella, pero no era
suficiente, querían ir más allá, así que a Roberto le tocaba escribir sobre lo
más grande y lo más pequeño, sobre el universo de las galaxias, y de los
átomos, de la materia y la energía, las ondas y las partículas.
Y El Escritor, como todo buen escritor, era feliz con su narración, pues
no importa cuanto tuviera que trabajar en ello, lo importante era la vida de
sus personajes, y la integridad de la historia.
Sin embargo, ya van 200 años en los cuales un viejito ha estado
escribiendo este cuento en el que somos protagonistas, y aceptémoslo, es
demasiado extraño que alguien se mantenga con vida tanto tiempo, lo cual me
lleva de nuevo a mi punto. el día de hoy no es un día normal, pues él, El
Escritor, ha decidido que ya no seguirá escribiendo nuestros diálogos, ni
nuestras acciones. Que ya no quiere hacer de narrador, no por que nos deje de
querer, sino porque quiere descansar, así que festejemos, pues hoy, el viejito terminó
su pequeño cuento.