25 de septiembre de 2011

Carta resignista



A la sombra del nuevo paradigma de paradójico escrutinio, que no pide más que el escurrir de un chorro diminuto de sangre púrpura al presionar mis sesos con sus cadenas. Que no se diga, que no se diga, que soy poeta de amores perdidos, de momentos desperdiciados. Triste es no conocer la propia desolación como triste es conocerla y vivir con ella. Lástima no me doy, ni pesares no me tengo pues aunque como el cuervo estoy cubierto en mierda, yo no canto, y así sé que mi carne no será de otro alimento. Sin embargo, en prosaica rima pretendo como siempre, maldito por las musas de muchos colores y sus adjetivaciones perversas, expresaros un punto muy sencillo.

Me declaro por tanto egómano y narcisista, y desocupado y maldito. y ahora mediante ésta admito un virus de ponzoñas puntiagudas, a la falta de dragones que cazar, no me queda sino construirlos en papel maché y destrozarlos con cuchillos de mantequilla. Que queden esclarecidas, mediante esta carta auto enviada de propia humillación, mis intensiones al entregarme a la mismísima representación del mal épico de la conciencia humana.

En pocas palabras, para quienes no han entendido, abrí este blog y están bienvenidos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario